• Acumulación de sedimentos (colmatación del tubo) por no cumplir condiciones de autolavado:
Cuando las redes transportan sólidos en suspensión, el fluido ejerce cierta fuerza sobre los sólidos (fuerza tractiva o fuerza de arrastre), con la cual los arrastra y evita que se depositen en el fondo. Entre más pesada sea la partícula y más rugosa sea la tubería, mayor velocidad de flujo será necesaria para arrastrar los sólidos.
En tuberías de alcantarillado a gravedad con alta pendiente, el flujo puede alcanzar una velocidad suficiente para que el tramo se lave solo (velocidad de autolavado), minimizado el mantenimiento.
Cuando la pendiente es baja o la red recibe sólidos densos (como piedras), o que se apelmazan (como arcillas o ciertos lodos), la red se obstruye progresivamente hasta taponarse.
Un lavado de la tubería puede destaponar las redes cuando esto sucede. En cuanto a la frecuencia, algunas tuberías reciben mayor carga de sedimentos y requieren una mayor frecuencia de mantenimiento; algunos ejemplos son: hojas de árboles, basuras de la calle, plantas de producción que no retienen sólidos, sitios de construcción donde no se protegen sumideros.
• Malas prácticas en el uso del alcantarillado:
Algunas personas utilizan el alcantarillado para depositar objetos sólidos como colchones, llantas, palos, trapos, residuos de construcción, y otros. La educación y la cultura ciudadana son la mejor estrategia de prevención en este caso.
Usualmente, la limpieza de tubería con ayuda de una cámara de televisación de redes es el primer paso para resolver el problema.
• Falta de una trampa de grasas:
Las plantas de alimentos, talleres industriales y otras factorías, deben contar con una trampa de grasas que evite que el alcantarillado reciba estas sustancias insolubles en el agua; ellas se adhieren a la pared formando un biofilm que ocluye progresivamente las tuberías. El lavado de tuberías con boquillas especiales suele ser suficiente para retirar la grasa.